Millán Astray, romántico de la milicia, inspirado en el Bushido, que tradujo al español de una edición francesa regalada por un dignatario japonés, y ajustado al más puro espíritu militar español, creó el Credo Legionario.
¿Por qué esta guía ética?
La Legión nace como cuerpo muy heterogéneo, españoles y extranjeros; románticos y materialistas; doctos e ignorantes, son sus componentes. Había que unificar todas estas voluntades...aquí encuentra su lugar el Credo Legionario y su culto al Valor, Compañerismo, Amistad, Unión, Sufrimiento, Disciplina, Muerte y Amor a la Bandera. Sin ello, La Legión sería una unidad de mercenarios, movidos por un solo interés, el dinero.
El Credo Legionario ha sido objeto de ataques, sin entender que no se trata de ninguna norma jurídica, sino de un código ético redactado en el clásico estilo militar de la arenga o la proclama, abundante en hipérboles, en la misma línea de la tan conocida y recitada fórmula de juramento a la Bandera "...hasta la última gota de vuestra sangre.". No debe entenderse o interpretarse como una norma jurídica, sino como lo que es: Un compendio de Virtudes Militares.
Pero una lectura tranquila de los diferentes espíritus, que es como se denomina cada uno de los artículos del Credo, y una breve explicación o interpretación, enmarcará cada enunciado en su justa dimensión, sin dar lugar a demagogia interesada.
Demagogia que pretende modificar, sino suprimir, el texto original, como si con ello pudiera cambiar valores como el espíritu de cuerpo, el valor, la disciplina, el compañerismo y la amistad, que son valores castrenses fundamentales que vienen contemplados en las Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas, que sí son un texto legal.
Cambiar un texto histórico como el Credo Legionario, es tan absurdo como modificar el Juramento Hipocrático porque no se adapta a las modernas prácticas médicas, o la letra de la Marsellesa por no ajustarse a la Francia tolerante de finales del s. XX.
¿Son necesarios los valores que encierra el Credo?
Si. Vivimos una sociedad en crisis moral, no son pocas las voces autorizadas que alertan sobre ello, y el Ejército, profesional o no, se nutre de esa sociedad. La reflexión de Ortega y Gasset de "...el grado de perfección de su Ejército mide con pasmosa exactitud los quilates de la moralidad y vitalidad nacional." en su interpretación reciproca es de plena vigencia.
Esta crisis de valores puede transformar al militar en el más flojo de los funcionarios, más pendiente de sus derechos que de sus deberes, donde la disponibilidad permanente para el servicio da paso a un cumplimiento estricto del horario, sin concesiones; el amor a la responsabilidad se deja en la puerta de un destino sin riesgos y el sacrificio cede ante la "cómoda" baja médica.
El espíritu del Credo Legionario, aún como mero recuerdo histórico, impulsa a La Legión en su lucha contra esta apatía que todo lo envuelve, no contabilizando las horas de trabajo porque está acostumbrado a no "contar los días, ni los meses, ni los años". No le asustan los retos ni las misiones difíciles, porque nada es comparable con "llegar a la bayoneta" y si tiene dificultades sabe que al grito de "¡A mi la Legión!" aparecerán cientos como el dispuestos al trabajo y al sacrificio.
La combatividad y el valor son necesarios en el soldado, con más razón, si
cabe, en el legionario. A la bayoneta o con el mas moderno de los medios de
combate, no se puede perder el espíritu ofensivo y para ello hay que "...acortar
distancias..." ya en la trinchera, ya en el puesto de observación de ONU bajo el
fuego de las partes.
[Al
Credo]
Exaltación del compañerismo, el legionario sabe que puede arriesgar, que no
quedará abandonado.
A este artículo se le tacha de inconsciente, "...hasta
perecer todos...". En 76 años de historia legionaria, jamás ha existido un
suicidio colectivo, pero si que se ha puesto caro al enemigo la captura de
legionarios heridos o aislados.
[Al Credo]
El binomio en el combate es fundamental; uno vigila, el otro descansa; uno
protege, el otro avanza...
[Al Credo]
Una unidad militar cohesionada es más eficaz. El fracaso de unidades en la
batalla ha sido consecuencia, en multitud de ocasiones, de la falta de unión de
sus componentes.
Compañerismo y amistad persiguen esa unión, ese
hermanamiento y aquí es donde encuentra su lugar este polémico
Espíritu.
Acaso si vemos a nuestro hermano en dificultades, ¿nos convertimos
en jueces de su conducta?, o por el contrario hacemos lo posible por
ayudarle.
Es cierto que este artículo ha sido esgrimido para justificar
fechorías que La
Legión repudia, porque este espíritu habla de auxilio, nunca de
venganza.
Pero es cierto que, en ese auxilio inmediato, se puede infringir
alguna norma. ¡Ahí esta su grandeza!, se auxilia aún a riesgo de ser sancionado
o recriminado por esa acción, sin pretender indulgencias. Lo hemos aceptado como
se acepta el riesgo a morir ahogado al salvar a un naufrago.
En la Legión,
este auxilio y ayuda se extiende a la viuda y el huérfano; al antiguo legionario
cuya vida se tuerce y entre todos la reencaminamos de nuevo.
[Al Credo]
Una vez mas, se alienta a la superación, en este caso física y mental.
En
los grandes esfuerzos, la mente traiciona al cuerpo, obligándole a detenerse
mucho antes de llegar al máximo rendimiento. Bien lo saben los deportistas que
se educan en el autocontrol. Si admiramos a un corredor de maratón, que entra en
meta desfallecido; no impidamos al legionario que se supere en su instrucción
diaria.
[Al Credo]
Sacrificio, en tantas ocasiones necesario para obtener los objetivos
ansiados. El Legionario debe ser ejemplo de ese sacrificio, precisamente en
aquellos aspectos en que el combate es más cruel: La fatiga, el dolor, el
hambre, la sed y el sueño.
Hoy no se arrastran cañones y carros...¡que
importancia tiene! si lo que se alienta es al trabajo, sea manejando un
teletipo, sea repartiendo ayuda en Mostar.
[Al Credo]
De nuevo la acometividad como objetivo. No rehuir el combate, ni excusándose
por "...no tener ordenes...". Cuantas batallas se han perdido por "no tener
ordenes". Las ordenes vienen implícitas en la misión, y no es necesario
recibirlas directamente para actuar.
En el combate, las grandes distancias
entre unidades, la vulnerabilidad de los medios de enlace y el ser los órganos
de mando objetivos prioritarios, hacen más frecuente las situaciones de
aislamiento, donde la iniciativa ha de tomar su puesto y aquí es donde este
espíritu cobra su verdadero valor.
[Al Credo]
Columna vertebral de un Ejército, en la Legión debe cobrar su máxima
expresión, con el sacrificio de la propia vida, si fuera necesario, como reza el
juramento a la Bandera. No podemos olvidar que muchas ordenes entrañaran,
precisamente, el riesgo de lo más sagrado, la propia vida.
[Al Credo]
La Legión se creo para ocupar el puesto de las demás unidades, preservarlas
del combate, y cumplir la misión dure lo que dure, sin esperar relevo. Hoy, en
paz, no hay obsesión por el horario, ni por el descanso, lo importante es el
trabajo bien hecho.
[Al
Credo]
La vida es hermosa, y la muerte para defenderla también. Por eso
no hay que ver en la muerte un final si esta llega en lucha por
unos ideales. Esta es la muerte que llega sin dolor y que no es tan horrible. Lo
horrible es vivir traicionando esos ideales.
[Al Credo]
El respeto y admiración hacia los que supieron morir por un ideal, está
reflejado en la Bandera. El legionario encuentra en ella el respeto a los que le
precedieron en el sacrificio.
[Al Credo]
De nuevo el espíritu de superación, no vale lo que se dice, sino lo que se
hace. Los hechos deben hablar por nosotros.
[Al Credo]
Antiguo código ético de los samuráis (bushi) o clase guerrera, implantado en el Japón durante el periodo feudal (hacia el S. XII). El código, basado en la moral de Confucio, en las creencias sintoístas y en los dogmas de la secta budista zen, exigía como principios esenciales la lealtad absoluta al jefe, la frugalidad y el autodominio.
En el acoso y derribo constante a la Legión, se ha enarbolado constantemente
la bandera de la conflictividad.
De un muestreo de los delitos y faltas
denunciados en los últimos años en la comarca de RONDA (sede del 4º Tercio) en
menos de un 10% se ven involucrados legionarios o antiguos legionarios, ya como
denunciados o denunciantes, siendo este colectivo el 50% de la población juvenil
de hecho (18 a 20 años), de la citada comarca.
Estos porcentajes son
similares en Fuerteventura (antigua sede Tercio 3º) y muy inferiores en Ceuta y
Melilla. (los datos han sido facilitados por Comisarías y Juzgados de
Instrucción).
Determinados sectores, amplificando y distorsionando los sucesos donde se ven
involucrados legionarios y silenciando sus numerosas actuaciones en salvamentos,
incendios o inundaciones, persiguen un rechazo de la
población.
Afortunadamente, quien conoce a La Legión no se deja engañar y ahí
tenemos las reacciones mayoritarias de apoyo de los ciudadanos de Ceuta, Melilla
o Ronda (que ha impedido que el 4º Tercio se traslade a Almería) que sorprenden
al resto de la población, por estar en abierta contradicción con la imagen que
de La Legión se divulga en noticias sensacionalistas y de gran impacto
emocional.